Los bombardeos, pese a conseguir acertar sobre el aeropuerto y dañar varios aviones comerciales de Libian Airways, supusieron una derrota táctica y moral para las tropas del dictador libio al ser derribados dos cazas MIG-21. Ambos se estrellaron en la periferia de la ciudad de Benghazi, en las localidades de Sidi Mansour y Banuni. La noticia corrió como la pólvora por la ciudad y cientos de personas salieron a las calles a festejar los derribos portando la bandera tricolor de la revolución.
Dos milicianos observan los bombardeos en el frente de la ciudad de Ajdabiya
Al caer la noche, los para militares gadaffistas que se esconden en la ciudad desde el levantamiento, volvieron a salir a las calles. Así comenzaba otra noche de combates de guerrilla urbana en Benghazi, esta vez, mucho más cerca del centro de la ciudad. De nuevo se echaban las persianas de los negocios y las calles quedaban vacías y en silencio. Un silencio solo roto por el ir y venir de camionetas “Pick Up” artilladas con ametralladoras pesadas y cargadas con milicianos del ejercito del 17 de febrero.
Las detonaciones y el tableteo de las ametralladoras duro desde la caída del sol hasta la medianoche. Entonces, al saberse el fallo favorable al cierre del espacio aéreo parte del consejo de seguridad de la ONU, de nuevo, millares de personas vencieron su miedo a salir a la calle para celebrar otra victoria más sobre las tropas del dictador Muanmmar Gadaffi. La segunda en un mismo día.
Miliciano del ejercito rebelde duerme en el desierto, cerca del frente de Ajadabiya
El camino hacia la “cornisse”, lugar en el que se encuentra el edificio del consejo de gobierno de la revolución, era un ir y venir de personas que con la recurrida bandera tricolor y cualquier tipo de arma de fuego, disparaban al aire y lazaban el grito de guerra de los muyahiddin del 17 de febrero: “Allah hu akbar” (Dios es el más grande)
Frente al edificio más emblemático de la revolución se dieron cita unas 8000 personas, aproximadamente, henchidas de ilusión y orgullo por la victoria moral. Coreaban cantos contra Kadaffi y su famnilia, y también a favor de la democracia que la revolución quiere traer a este pueblo. También se escuchaban coros a favor del pueblo francés y de su presidente Sarkozy, principal impulsor de esta resolución.“Francia, EE.UU, Italia... son grandes. Rusia, China y Alemania, son basura” Decía Mahmoud, un joven miliciano, en referencia a aquellos países que habían votado a favor de la resolución, o por el contrario se habían abstenido.
Milicianos preparan una pieza de artilleria sobre un pick up, cerca de Ajdabiya
La fiesta se extendió durante largas horas de la madrugada en el centro neurálgico de la revolución, y durante toda la noche, los disparos de la fiesta se confundieron con los combates que se libraban en los barrios periféricos.
La mañana de hoy llegó con el anuncio de alto el fuego unilateral e inmediato del Coronel Kadaffi. Si bien, he podido constatar a pocos kilometros de Ajdabiya que los combates siguen siendo encarnizados en esta población: principal via de acceso para los suministros de la parte liberada. Desde las 12 de la mañana la artilleria de los militares y mercenarios del dictador batían las lineas de los rebeldes y a las 18:00 hora local, aún se seguía peleando en el interior de esta ciudad de un 120.00 habitantes.
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